La Religión como ciencia de "prueba y observación", enmarcada solo en las verdades absolutas. La filosofía como herramienta para resolver el asunto de "Ser". Sophia como aquello que resulta del "conocer", y la "duda inteligente" como crisol de la Fe. La Sincretoclastía como única regla.

  • ¿Sabes qué eres?

    Hay muchos tipos de verdades, pero no son absolutas si poseen alguna otra interpretación. Las “verdades absolutas” serán las mismas en todo, y de ningún modo cambian en su interpretación. "Ser" algo, la "inmanencia", No ser "lo que se tiene", Ser "el que tiene", etc. Son verdades absolutas

  • Auto conócete psicológica y espiritualmente.

    No es cierto que la condición normal del ser humano es ser ateo. La verdad es que el ser humano tiende a distinguirse de lo que le rodea, luego de lo que cree que es, y por último de donde cree que proviene.

  • ¿Seguro que sabes quienes estaban a la derecha e izquierda de Jesús en la última cena?

    Quién era ese discípulo que tanto amaba Jesús al que menciona en Juan 13:23 y dónde estaba sentad@. Dónde el otro, que tan cerca estaba como para compartir el pan de su mano. Juan 13:26 “Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote, el hijo de Simón.”

  • Puede que percibas la fuente, pero eso no quiere decir que en verdad le veas.

    Quienes han estado ante el velo, saben por experiencia – muy frustrante por cierto – que no se puede saber qué o quienes están detrás de el. Aunque se sabe lo que quieren decir, no se les escucha directamente. Les oímos y percibimos en nosotros mismos. No a lo que hay oculto. Solo por el misterio de lo espiritual se percibe lo espiritual, pero aun así, no se ve.

  • Quizás no te lo hayan contado como es.

    Aunque la palabra “αβεραμενθω” (aberamento) solo existe como tal en Copto – es el único idioma en que se ha utilizado – se ha especulado mucho sobre su significado. Es más revelador de lo que imaginas.

El Padre Nuestro.

El Padre Nuestro.

Sin ánimos de catequizar, estudiemos la oración que - según los evangelios - Jesús enseñó a sus discípulos. Dicen que fue la única oración que les enseñó, pero al parecer, hubo otras oraciones, e incluso rituales que en diferentes momentos celebró ante ellos o con ellos.

Afirman que se trata de una oración perfecta y que en ella encontraremos todo lo necesario para el despertar inicial y posterior redención del hombre, empezando por la entrega de nuestra atención a "Dios Padre", remontándola hasta los cielos, al tiempo que la retiramos de todo aquello que la secuestre mecánica o involuntariamente, luego, plantea la necesidad de unidad con Él, continuando con la promesa del advenimiento, el perdón y el alimento espiritual.

Si bien es cierto, que la gran mayoría de las oraciones de "profesión de fe" inmortalizadas en las diferentes culturas humanas, son en sí la manifestación de lo que el hombre entiende al respecto de lo divino y espiritual, también es cierto, que pocas son una enseñanza clara y concisa - sin ambigüedades -, aceptadas como venidas directamente de aquello que desde la esfera del tesoro de la luz quiere que la humanidad comprenda.

Estamos convencidos de que el Padre Nuestro es una de ellas.

Latín

Castellano

Estudio

Pater noster,

Padre nuestro,

Esta frase es una afirmación, que debería ser un reconocimiento de algo ciertamente sabido y no un acto "imitatus". Según ella, solo tenemos un Padre u origen común, no importando la creencia particular de cada quien. Fuente y sustento del verdadero ser, lo que realmente somos.

Significa que realmente hay un único origen para todos, aunque razonablemente se aprecien muchos.

qui es in cælis.

Que estás en los cielos.

Esta segunda afirmación revela algo tremendamente importante y fundamental, y que establece las bases de la creencia espiritual. Refiere el hecho de que el "Padre" no pertenece a éste mundo, y que no lo podemos encontrar en otra naturaleza que no sea la espiritual, haciendo referencia a "cielos" en plural, lo que al igual que la primera frase del Génesis, sugiere que esa región es lo "elevado" y no lo material. El cuerpo es materia, la imaginación es materia, el pensamiento es materia, hasta la energía es materia. La sola existencia es material.

Solo en lo espiritual podemos encontrarlo, lo que supone que debemos por lo menos discernir qué es espíritu y qué es materia.

Sanctificetur nomen tuum.

Santificado sea tu nombre.

Santo, corresponde indefectiblemente a "incorrupto", "puro". Esta frase manifiesta la convicción del que reza de no antropomorfizar al Padre de ninguna manera, ni de darle forma o compararlo con algún objeto, poder o carácter abarcable por la mente. Hemos visto que - por ejemplo en el hebreo - a las potencias del "Padre" - sanación, fuerza, etc. - se le dan nombres asociado a su vez con formas angélicas, pero nunca con el "Padre" en sí. Ello corresponde con uno de los diez mandamientos que prohíbe hacer escultura o imagen alguna de cosa creada, aclarando que tal prohibición es en todos los ámbitos, es decir, hasta en la imaginación.

Cuando la gente afirma que dios está en la creación, en la luz, en las fuerzas de la naturaleza, o que posee personalidad, forma y figura, o que sencillamente se le considera el creador del mundo material que conocemos, se está corrompiendo la apreciación de él, por lo tanto, no estaríamos cumpliendo con el precepto de ésta oración.

Adveniat regnum tuum.

Advenga tu Reino.

Una súplica o petición, a la que hay que analizar muy bien.

Lo primero que dice es que este no es su reino, lo que significa y reafirma el postulado de "Que estás en los cielos".

Si algo es de una naturaleza determinada, no puede estar contenido ni fusionado en otra naturaleza diferente, lo que podemos verificar inclusive en los diversos niveles de una misma naturaleza, que no se mezclan, y cada uno está en su esfera o región, y aunque el espíritu y los cuerpos estén enlazados, ello no quiere decir que uno contiene al otro, entonces, al hablar de "Reino", solo podemos hablar de algo espiritual, por consiguiente, tal idea lleva a pensar que el "Reino" del Padre solo pudiese existir en el espíritu humano que es de su misma naturaleza. Sabemos que muchos piensan que el reino de Dios se establecerá en la tierra, mas sin embargo, para nosotros, eso solo puede ocurrir - hablando poéticamente - en el corazón del hombre, queriendo decir esto que el espíritu solo se bautiza con espíritu, y por tanto, y según el pensar cristiano, quien lleva a cabo ésta función es el espíritu santo, al ungirse en el espíritu humano.

Ello traería como consecuencia la ocurrencia del advenimiento de la percepción de lo espiritual, capacidad que de otra manera no tendríamos, y que ahora por el solo hecho de la gracia hemos heredado de su espíritu santificante.

Entonces, el "Reino" no es más que la misma Gnosis efectuando el "milagro" de la percepción.

Fiat voluntas tua, sicut in cælo et in terra.

Hágase tu voluntad, como en el cielo así en la tierra.

Esta petición es quizás una de las más emblemáticas. Aclara lapidariamente que en la "tierra" no se hace la voluntad del Padre.

Tal como en el génesis, al hablar del "cielo" se habla de la esfera espiritual. Al hablar de "tierra", es aceptable que se englobe al mundo, ya que allí no se respeta su voluntad, pero seguramente debe estar hablando también de nuestra alma, psiquis o como quiera que se le llame, a la parte concreta de la creación en nosotros.

Esto presupone dos problemas. Uno es conocer la voluntad de Dios sin intermediarios, y el otro es no confundirlo con conceptos morales.

Solo hay una forma de hacer la voluntad de Dios, y para ello es necesario despertar el discernimiento mediante la obtención de las verdades absolutas, de lo que se "es" y lo que se "tiene".

Sabemos que al obtener el discernimiento, su espíritu santificante - el del Padre, que a su vez lleva los misterios ejecutados por el Hijo en su vida en la Tierra - actúa en nuestra alma como un fuego sumamente violento que separa lo que es de origen espiritual de lo que tiene por origen el frotamiento y la sensación, de modo que obtenemos la Gnosis, la Sophia que nos permite conocer y hacer la “voluntad del Padre”.

No podemos saber ni ejecutar la voluntad del Padre si no le descubrimos primero.

Panem nostrum quotidianum da nobis hodie.

El pan nuestro cotidiano dalo a nosotros hoy.

Su Palabra, su Gnosis, el resultado absoluto de conocer al Padre mediante nuestro Ser. El Bautismo, el Crisma, es nuestro alimento, verdadera sustancia espiritual, único alimento que vivifica a nuestro espíritu. No la palabra escrita, sino la que en la percepción de Dios proviene de Él. Solo lo espiritual nutre a lo espiritual.

“Bautizo” es sencillamente “Comienzo nuevo”, y cada vez que develamos una verdad u obtenemos un misterio de ejecución o de gracia, es un bautizo, de manera que no uno sino muchos bautizos son necesarios para cumplir la palabra de Dios.

Et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris.

Y libera nuestras deudas, así como liberamos a nuestros deudores.

Lo único que el Ser espiritual - lo que realmente somos - tiene por deuda, es el deseo y la concupiscencia por la materia, la sensación y el impuro frotamiento, la compulsión.

Podemos transformar la forma en que reaccionamos hasta el punto de no reaccionar, mas el impulso a volver a crear las sensaciones y emociones, solo lo puede liberar el espíritu santificante en nosotros, aquel enviado a nosotros para vencer lo que de otra manera es imposible vencer.

"Nuestros deudores" son todos esos avatares de personas, animales o cosas, situaciones, recuerdos, etc., con los cuales estamos "enlazados" por rencor, apego, odio, deseo, entre otras cosas. De no romper esas amarras, imposibilitamos la obra de redención que el "Padre" efectúa en nosotros, pues quedamos adheridos en nuestra atención a lo ilusorio y mecánico de nuestras propias reacciones.

Et ne nos inducas in tentationem.

Y no nos induzcas en tentación.

Todo aquel que reciba el Espíritu Santo será tentado por su propia concupiscencia, pero no será arrebatado ni caerá inconscientemente.

El Espíritu Santo en su travesía por nuestra psiquis, ilumina todo recuerdo, toda memoria, consciente o inconsciente, haciendo que aparente vida de nuevo, y las escenas - imágenes, emociones y sensaciones que las conforman - se reproducen tal cual como fueron creadas. Sin el poder del discernimiento y sin los misterios de ejecución, cualquiera caería de nuevo en una vorágine interminable de revivir constantemente tales vivencias, pero al poseer las verdades absolutas, se presenta la oportunidad de aplicar los misterios en cualquiera de los niveles ya despiertos y refrenar los impulsos de revivir nuevamente el evento.

El que ha sido bautizado en consciencia, sabe cuándo es el espíritu santo haciendo su labor, o cuándo es algún factor externo a sí mismo que lo hace. Es bueno tener en cuenta que tales elementos existen y tienen la capacidad de influenciar en las ideas y pensamientos de las personas, por tanto, mediante detonantes estimulan las debilidades. 

Sed libera nos a malo.

Mas líbranos de lo malo.

La constante exposición a la tentación resulta en una angustia terriblemente profunda, en la que casi se pierde la perspectiva de si se está haciendo lo correcto o no. Solo el que resiste vence, y solo vence el que tiene amor, y solo tiene amor el que le conoce, el que conoce a Dios Padre.

Parafraseando a los filósofos de la antigüedad, solo el que posee la "piedra" transmuta el impulso y sale airoso.

Quia tuum est regnum, et potéstas, et glória in sæcula (sæculorum). Amen

Porque tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria por los siglos de los siglos.
Así es/sea.

Esta Doxología - alabanza a Dios - es agregada posteriormente y no pertenece a la oración original. 





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Descreación psicológica.


Descreación Psicológica.

Dar explicaciones científicas al mundo espiritual es una de las tareas que nos atañe, cosa que no es para nada fácil, pero si queremos mantener concordancia con lo real, con la verdad, no puede ser de otra manera. La especulación ha sido el peor enemigo de las religiones en la historia humana, siendo artífice del retraso cultural y científico que padecemos, exigiendo fe ciega a los dogmas y postulados fantásticos que fascinan a nuestras mentes.

Ciertamente la física y la mecánica tienen básicamente dos ámbitos, siendo uno el concreto y el otro el abstracto. Lógicamente, hablando del todo, las naturalezas de lo que conforma al hombre y al universo evidentemente son más de una, cosa que ahora la parte cuántica de la física estudia y quiere dar respuestas, no sin antes encontrarse con leyes y comportamientos mecánicos diferentes a lo acostumbrado por la física tradicional.

No podemos ignorar a propósito que una parte del ser humano es netamente psicológica, de una naturaleza diferente como mínimo.

La negativa a unir ciencia y religión es incomprensible cuando nos damos cuenta que ambas buscan lo mismo. El empeño tradicional es excluyente, pero, el final de todo indica que terminan en el mismo punto: Tiempo y creación.

Es tan material el recuerdo como una herida, y es tan psicológico un músculo como el pensamiento, solo que en diferentes niveles de condensación.

Alguna vez hace mucho tiempo, los buscadores de la gnosis la llamaron Sofía, y a sí mismos Filósofos. Ellos buscaban entender la "república" al mejor estilo de Platón, comprendiendo que el todo abarca varias naturalezas, en diferentes niveles y con diferentes leyes y comportamientos. Ellos entendieron que el pensamiento tiene cierto grado de materialidad, y que a su vez la materia es sustentada por el pensamiento y no al revés. Comprendieron que existe lo que se es y lo que se tiene, y que ambas cosas están juntas conformando una persona pero no un solo ser. Utilizaron métodos para distinguir y diagnosticar, establecieron pautas para el discernimiento y por meta la misma Sofía, o gnosis. Y entre tanto, identificaron a un enemigo que no posee mayor inteligencia que un traje o un vestido, sino que somos nosotros mismos disfrazados de nuestros recuerdos y experiencias, pretendiendo sinceramente ser otro o alguien, por lo que establecieron un lenguaje para explicar dicho fenómeno y sus compuestos, y a estos enemigos hoy día se les conocen en la psicología como ego. Ellos - los filósofos - eran físicos en el verdadero sentido de la palabra, ya que atendían y observaban la relación entre los diferentes ámbitos de las naturalezas que conforman el todo, y todo ello en sí mismos.

Ellos son los que plantearon la transmutación de los elementos, para luego darse cuenta que el último acto épico es la transustanciación de las naturalezas, y como eran considerados por sus artes químicas como hechiceros, se ocultaron detrás de simbolismos adecuados para despistar al ignorante a la vez de servir de guía al buscador inquisitivo de la verdad.

Según los aquellos filósofos, nuestros recuerdos asemejan un material semi líquido parecido al mercurio, que aunque posee cierta translucidez, toma las formas de nuestros pensamientos y recuerdos, al tiempo que refleja engañosamente nuestros deseos, refleja el objeto de nuestra conscupiscencia. Plantearon también la idea que dicho material se seca en la medida que se coagula, matizando nuestra percepción con la experiencia que lo coaguló, lo que al tiempo, se convierte en formas grotescas, y tal cual como sucede en una cueva a media luz, engañan de forma fantasmal nuestra imaginación produciendo experiencias psicológicas.

Estas ideas han sido objeto de debate, al respecto de qué si en realidad es así tal cual como dicen, y de ser cierto, ¿qué se puede hacer para librarse de ello? De allí salieron a la luz de la razón una serie de postulados, métodos y prácticas, algunas teatrales y otras grotescas, basadas todas ellas en supuestos logros supra naturales de ciertos exponentes. Sin embargo, solo unos muy pocos coincidieron en un resultado muy particular: La piedra filosofal. Lograda mediante procesos alquímicos psicológicos y espirituales.

Sabemos que la piedra filosofal proporciona un poder increíblemente poderoso para disolver el mercurio coagulado o seco, sin embargo, no es un objeto concreto como tal. No es una piedra en sí. Es la sapiencia de lo que se "es" como verdad absoluta para discernimiento. Decían que posando la atención completa y absolutamente en ella, concentrándose profundamente, el espíritu se despoja de sus ropajes materiales para alcanzar el cielo. Nada más cierto.

Los detractores - aunque creen que la piedra filosofal es real - dicen que sirve para transformar los metales pesados en preciosos, cosa que al final, terminó convirtiéndose en una suerte de materialismo esotérico, que por último terminó envenenando a unos cuantos con vapores de plomo fundido.

De allí surgió la polémica de si el mercurio seco puede disolverse o diluirse, cosa ésta última que la mayoría aceptó argumentando lógica aplastante. En definitiva, eso que nos aqueja, que se trata de nuestros defectos almacenados en nuestra consciencia y que las escuelas psicológicas llaman "ego". Se dice que no se puede disolver o destruir, por aquello de que la materia no puede destruirse según una idea de física contemporánea. Dicen que solo puede transformarse, lo que generó en el mundo del esoterismo una serie de teorías, prácticas y métodos para lograrlo, y así, llegar a las más altas esferas por esfuerzo propio.

Si bien es cierto que esa materia puede transformarse, sublimarse y hasta elevarse de esfera en esfera, también es cierto que nunca dejará de ser mercurio filosofal, de manera que siempre es y será materia de alguna forma. El espíritu - por el contrario - es una sustancia distinta, de la misma naturaleza que su fuente. No es creado, sino emanado o engendrado. Se considera material todo aquello que se encuentra en los mundos de las formas. Aquella filosofía intentaba conllevar a quienes se le consagraban monásticamente a remontar la verdad, y hacerse una con ella, abandonando las prácticas de coagulación del mercurio basadas en el deseo e impuro frotamiento.

Al leerse las primeras palabras del Génesis , encontramos: 

בְּרֵאשִׁ֖ית בָּרָ֣א אֱלֹהִ֑ים אֵ֥ת הַשָּׁמַ֖יִם וְאֵ֥ת הָאָֽרֶץ

Be-re´shiyth bara Elohiym eth shamayim eth ehrets.

En el principio creó Dios lo elevado y lo material.

¿Por qué traducirlo así cuando la traducción oficial es "los cielos y la tierra"? y es que la razón es más sencilla de lo que parece. Originalmente, el significado de shamayim es la idea de "un sitio o región que está por encima de todo". Ehrets por su parte, es la idea contrapuesta de "algo sólido y tangible". Entonces tenemos dos naturalezas diferentes, la de "lo elevado" es lo espiritual, las regiones de los misterios de la luz, y la de "lo material" que es la región de la materia, de la existencia, el "afuera" de lo real. 

La demostración de la existencia de Dios es nuestro propio ser, puesto que se convierte en una verdad absoluta la inmanencia una vez que se percibe uno a sí  mismo fuera de la existencia. Entonces, Dios es el principio de todo, y de donde todo emana. El Ser es el que todo lo sostiene y sin él nada existiría, pues tanto la creación como la descreación son sus potestades, y es cosa evidente ya que él, o mejor dijéramos nosotros, somos los responsables de nuestra propia historia, creando eventos y memorias que sobrepasan una sola vida.

En términos de Pistis Sophia, la zona que "existe", es decir, la que en comparación con lo espiritual es lo material, es el 13avo aeón, siendo lo que está del otro lado del velo el absoluto. El 13avo aeón no es el Absoluto aunque se le suele confundir. Imposible sería que la existencia pudiese ser en el No-Ser. Lo importante es entender que la capacidad de crear es del espíritu, lo que realmente somos, cosa que sabían los filósofos verdaderos, y por consiguiente, el espíritu también tiene la capacidad de des crear, lo que significaría que dejaría de existir.

Para entender la "descreación" es necesario entender la creación. Lo espiritual puede coagular, y formar materia mediante las potencias de la voluntad, mente e imaginación, y debido a dichas potencias, la materia se mantiene y existe. La capacidad de existir, o mejor dijéramos, el poder de "estar" lo tiene el espíritu sobre la materia, y su manifestación inicial o primigenia es el mundo átmico.

Átman es Varona, de naturaleza material y sensual, y que lleva en sí una costilla de Adam, y éste a su vez es Varón - el espíritu - inmerso en la existencia. Átman es nuestro avatar en la creación. Tomando materia y acumulándola con más materia, creamos este mundo de ilusiones en el que vivimos, y he aquí que hemos creado mundos, hombres y bestias. Todo lo que existe es material.

Ahora hablemos - antes de continuar - de la transustanciación propuesta por los filósofos. Como es sabido, casi todas las religiones ofrecen la "salvación", más sin embargo, casi ninguna aclara qué se va a salvar, aunque varían mucho sobre del "de qué" se van a salvar, y lo que si no dices es "por qué" hay que salvarse, pues lo dejan implícito. Esto trae como consecuencia que el fin último de toda religión es salvarse. El verdadero punto es ¿de qué se trata la salvación? Por lo que cada forma de pensamiento tiene sus propios argumentos.

Nosotros nos sabemos seres espirituales, aunque poseemos aparte de ello otra naturaleza, que nos hala hacia la existencia, que a su vez posee innumerables experiencias en el mundo, por consiguiente, ahora la pregunta a qué se salva o quién se salva, nosotros afirmamos que se trata de esa naturaleza conocida como alma, que está conformada por todo lo que hemos acumulado en la materia. Ambas naturalezas, la espiritual y la material, no han podido ser separadas, sino por el contrario, permanecen justas como un matrimonio indisoluble pero con intenciones y atenciones diferentes.

Según la historia, Jesús fue el primero en salvar su alma, no sin antes transustanciarla, lo que luego mediante el espíritu santo envió como enseñanza encarnada para que tal misterio pudiera ejecutarse de nuevo en todo aquel que construya sobre la roca. Esa roca, es la que a la postre, sería llamada piedra filosofal, la cual no es más que la gnosis del propio espíritu, es decir, el conocerse espiritualmente.

La transustanciación es lo que permite la salvación del alma, pero solo la descreación o disolución de los mercurios secos conlleva a la liberación psicológica, el perdón de los pecados, la encarnación de los misterios de ejecución y de los misterios de gracia. El apocalipsis particular.

Sabemos que es muy difícil imaginarse la descreación, pero todo lo creado es coagulación o condensación, y la descreación es la única manera de eliminar de nuestra psiquis lo que altera nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos, haciéndola subjetiva y mecánica. Asociativa.

Si pudiésemos ver lo que sucede cuando fallecemos y volvemos a nacer, el cómo se manifiesta de nuevo la personalidad, que no es más que el resultado en el cuerpo físico de nuestras reacciones a las circunstancias que se nos presentan relacionadas con las experiencias vividas en tiempos diferentes, recayendo de nuevo en los mismos hábitos, las mismas conclusiones, desembocando en los mismos errores, nos daríamos cuenta que lo único que verdaderamente podemos querer en lo espiritual es la liberación psicológica. Con terror verificaríamos cual es el primer defecto en manifestarse, y cual desgracia regirá nuestras vidas desde ese momento en adelante. 

Transformación es un asunto temporal, pero no es definitivo, sin embargo,  propugnamos que si es posible, y las pruebas las obtiene cualquiera que efectúe el misterio de refrenar el impulso a existir en una escena determinada en la que solo queremos estar para ser.

Jesús hablaba de los misterios del agua, del fuego y del espíritu, y no creo que haga falta citarlo. 

Los misterios del agua enseñan a transformar moviendo la atención; quitándola del asunto coagulado.

Los misterios del fuego enseñan la transmutación, resistiendo sin identificación y refrenando el impulso de la concupiscencia.

El tercer grupo de misterios - luz -, enseñan la descreación plano por plano, nivel de consciencia por nivel de consciencia.

La clave de la descreación es sencilla: Al momento de estar existiendo en alguna escena, en ese momento de ser el actor principal de cualquiera que sea la tragicomedia psicológica de la vida, percibir al SER, al espíritu propio, a sí mismo, y luchar por no ser atraído de nuevo a la escena, y en ese instante, el asunto se descrea en nosotros.

Todo lo que tiene inicio tiene fin, pero un alma inmortal es un alma transustanciada, es la Jerusalén ataviada de novia, es la serpiente tragada por el águila.

Si bien es cierto que la descreación solo sucede en la materia que podemos vencer y distinguir como hipnótica, también es cierto que la siguiente vez que el asunto se presente en la vida diaria no caeremos tan profundamente en la escena, guardando algo de consciencia que permitirá reconocer o bien otros aspectos de la misma o detalles más profundos ignorados hasta el momento.

Esta es una labor de todos los días durante el resto de la vida.

Es urgente tener discernimiento entre lo material y lo espiritual.

"En verdad os digo: Nada traje al mundo cuando vine a excepción de este fuego, esta agua, este vino y esta sangre. He traído el agua y el fuego de la región de la Luz de las Luces del Tesoro de la Luz; y he traído el vino y la sangre de la región de Barbelo. Y después mi Padre me envió el espíritu santo en la forma de una paloma. Y el fuego, el agua y el vino son para la purificación de todos los pecados del mundo. La sangre, por otra parte, es un símbolo puesto en mí a causa del cuerpo humano que recibí en la región de Barbelo, la gran fuerza del Dios invisible. El soplo, por otro lado, avanza hacia todas las almas y las conduce hacia la región de la Luz. Por este motivo os he dicho: He venido a derramar fuego sobre la tierra, - es decir: He venido a purificar los pecados de todo el mundo con fuego -. Y por esta razón dije a la mujer Samaritana: Si conocieses el don de Dios y quien es el que os dice dadme de beber, tú pedirías de él, y él os daría agua viva que sería en ti una fuente inagotable para la vida eterna. Y por esta causa tomé una copa de vino, la bendije y os la di, diciendo: Esta es la sangre del pacto que será vertida por vosotros para el perdón de vuestros pecados. Y por esta razón han clavado la lanza en mi costado, emanando agua y sangre. Y estos son los misterios de la Luz que perdonan los pecados, es decir, estas son las nominaciones y los nombres de la Luz.", dice Jesús en el Pistis Sophia.

Fuego, agua y vino son los misterios de ejecución, son en sí la ejecución de la obra del que se enseñorea en nosotros, del que de ese momento en más controla y maneja el karma particular. Purificación y perdón son dos etapas, pues podemos haber vencido un ego y sin embargo aún mantener el deseo concupiscente de caer en él de nuevo. 

"Barbelo" es una derivación transliterada de "Partenon", del hebreo "Barbhe Eloha" o "Barbeloth": Primera emanación de Dios, aeón femenino donde todo se gesta, Madre Celeste, y del griego Παρτενοσ "Partenos": Virgen, Dios emanado a sí mismo.

Puede que el Espíritu Santo genere fenómenos en nosotros, pero esos fenómenos, tales como: luz, calor, sonidos, etc., no son el Espíritu Santo, sino sus efectos en la materia, nuestra materia. Ese fuego abrazador recorre todos nuestros más lúgubres y oscuros recovecos psicológicos, llevando consciencia y atención espiritual a lo que encuentre, cambiando el estado del mercurio seco, transmutándolo y por último en la ejecución del 3er misterio, descreándolo.

Por otro lado, en un maravilloso ritual encontramos la palabra "Seidad", la cual refiere al Padre o Espíritu primordial e impersonal, de donde todo ha emanado, de quien todos hemos sido engendrados, y cuya semántica es equivalente al término inglés "Be-Ness", es decir, "Sin Ser". "Deidad" quiere decir "persona divina" o "personalidad". Dios no tiene personalidad

Jesús, enseñó mediante una parábola qué acontece con el ego, en Mateo 13, del 24 al 30: "Les relató otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando la hierba salió y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Y vinieron los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Y él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? Mas él dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y en el tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi granero."

Luego la explicación en Mateo 13, del 37 al 43: "Respondiendo Él les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino; y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Así como la cizaña es recogida y quemada en el fuego; así será en el fin de este mundo. El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todo lo que hace tropezar, y a los que hacen iniquidad; Y los lanzarán al horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga."

El fin del mundo, apocalipsis o descreación es algo que puede y debe acontecer constantemente durante nuestras vidas. Es algo verdaderamente complicado, terrible y aparte de doloroso muy agotador el estar en lucha y pugna contra algo que solo ocurre dentro de nuestras cabezas, mas así es el trabajo psicológico. No somos hombres de verdad sino sombras hasta recibir el primer bautizo, que define en nosotros el haber encontrado la palabra perdida, haber desvanecido el fantasma del tiempo y que nuestro Sol se haya levantado. En el caso de Pistis Sophia, los agregados psicológicos y las potencias de los regidores son desenlazadas del espíritu al que oprimían, y ella liberada del tormento de las fuerzas que la obligaban a generar más materia.

La clave puede traducirse de otra manera: Extraer la verdad de la tierra y encontrarse con la gracia que ha sido enviada a nosotros para el perdón de los pecados. Dice María la Madre en Pistis Sophia: “La Gracia es el espíritu que llegó a ti - a Jesús - desde la altura a través del Primer Misterio, pues tuvo piedad de la raza humana y envió su espíritu para que él pudiese perdonar los pecados de todos los hombres y éstos recibiesen los misterios y heredasen el Reino de la Luz. La Verdad por su parte, es el poder que ha morado en mí - en María la Madre -.”

Todo lo referente en Pistis Sophia a la Gracia y la Verdad, la Virtud y la Paz es la misma maravillosa clave de la liberación psicológica. La virtud es no ceder, es no caer en la concupiscencia, por otro lado la Paz es el premio de Dios, ya que es la cesación de todo cuanto está activo.

"La Paz es el premio de la muerte."


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Sacrificio, renuncia o abandono.

Se nos pide renunciar. Se nos pide sacrificarnos en múltiples aspectos. Todo ello con la intención de una purificación.

Cuando intentamos renunciar al apego, al gusto e inclusive al sufrimiento, y sentimos que se trata de un sacrificio, entonces, aún les deseamos. Resulta imposible renunciar a algo mientras se le desea.

Este es uno de los asuntos más complicado de explicar. El sacrificio ha sido visto como lo más elevado que un ser humano puede llegar a hacer para demostrar fidelidad, sin embargo, al final, solo significa que más tarde o más temprano volveríamos por más de lo sacrificado. Solo hemos demostrado que lo anhelamos profundamente. Así fue el final de la vida de dos reyes de Israel considerados entre los humanos más sabios de la historia, David y Salomón, que "al final hicieron lo malo", y es que el deseo carnal les hizo volver a lo que otrora renunciaron.

Creo que no ha habido justicia para con todos los que como ellos hicieron renuncias importantes, para luego devolverse sobre sus pasos con la intención de recuperar lo renunciado. Es que así es la naturaleza humana, aunado con un pequeño pero fatal error de concepto, y es que toda renuncia es añorada en silencio, y normalmente bajo auto engaño. Así, el que ha dejado de tomar licor, o el que alguna vez tuvo el vicio del cigarro, en sus sueños anhela volver a experimentarlo aunque en lo consciente le aterre las consecuencias.

Normalmente renunciamos a comportamientos, actitudes o deseos solo por las consecuencias. Todo sacrificio es una pena. Quizás la naturaleza humana está maldita con las consecuencias de los actos solo para equilibrar el desenfreno de la individualidad y de la codicia. El infierno, el pecado, la memoria y el deseo de lo hecho, son esas consecuencias, marcas indelebles en nuestras psiquis que pujan por impulsar revivir los comportamientos que los creó.

Normalmente, las religiones piden sacrificios. Renunciar a la vida anterior o a los bienes que "tuercen el amor del corazón" en pos de una vida nueva. Tales renuncias convierten en mártires a quienes las ejecutan, arruinándoles la vida, o quitándoselas, llevándolos a la muerte.

Los razonamientos completan la desgracia cuando mediante cavileos especulativos nos conllevan a renunciar a algo, solo por ser malo o contrario a lo que se quiere. Quizás la historia de la mayoría de los religiosos, que renuncian a la juventud y a la vivencia en virtud de una existencia póstuma que no pueden dar por seguro.

Si hemos llegado hasta aquí, es porque necesitamos urgentemente resolver el problema existencial de la mecanicidad del sueño interpretativo y asociativo que nos mantiene ignorantes de nosotros mismos. 

Si bien es cierto que en la ecuación de la vida nos va muy bien con la renuncia en sus dos primeras etapas, también es cierto que en la tercera parte de dicha fórmula de nada sirve el sacrificio, puesto que a esa altura no hay nada a qué quitarle la fuerza, es decir, teniendo dos tercios del trabajo del despertar hecho, para ese último momento solo se requiere "des crear" el evento o consecuencia, y solo es posible abandonándolo de manera absoluta.

Si al intentarlo, aún es como si renunciáramos o sacrificáramos nuestras ganas, pues, no se ha logrado. Si tenemos que hacer un sacrificio, es seña de que en realidad no podemos desprendernos del asunto.

"Des crear" es hacer que algo deje de existir, por lo que ni el recuerdo de ello queda.

Ésta es la clave del refreno de los impulsos, a dejar de existir en nuestra tragicomedia particular, en la que somos el actor principal que sirve de soporte al mismo impulso.

Eso es justamente lo que hizo Jesús en la cruz. El último arcano. Él no murió añorando la vida. Quizás ofrecerse en sacrificio le llevo a la cruz, pero la muerte en sí misma fue algo muy personal y particular, en cuyo momento, no pudo ser tentado con el deseo de la vida ni de existir. Nada que pudiese ofrecer el "Dios de las formas" le conllevó a renunciar a algo que él quisiera, es decir, que su atención no se centró en el hecho de perder la vida, sino que por el contrario, su atención estaba fuera de las apetencias y de la existencia.

Últimamente he pensado mucho que quizás cuando le decían que se salvara a sí mismo, él hubiese podido responder: "¿Y qué creen que estoy haciendo?", puesto que realmente, enfrentado al estrés más terrible de la agonía, se desprende del deseo para que el "opositor" no tenga nada con qué tentarlo, o mejor dijéramos, no tener él ningún apego o deseo con el que el diablo pudiera tentarlo.

Estemos claros de que no se trata de semántica, sino de abandono en vez de lucha.

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En busca de la Gnosis arcana.


Casi todos los estudiosos contemporáneos - filólogos, historiadores, arqueólogos, entre otros - están de acuerdo en que el gnosticismo tuvo su origen con el cristianismo, desarrollándose como una secta - por demás herética - paralela al judaísmo, en la que se propugnaba la idea de poder acceder al conocimiento elevado y espiritual de forma directa - sin intermediarios - mediante la intuición. Pensaban que el ser humano está conformado de una parte humana y una divina, y que ésta última fungiría como "maestro particular de los misterios del universo" para con la parte humana si se alcanzase a lograr la conexión entre ellas. Hubo luego interpretaciones - lógicamente - de las experiencias individuales de diferentes eruditos que siguieron esos preceptos, las que generaron una serie de explicaciones excluyentes en su mayoría, y lejos de confirmar lo que profesaban, les separó, generando grupos yuxtapuestos e inconexos en el fondo de sus creencias, que aparentemente decían lo mismo pero no.

Durante la primera mitad del primer milenio derivaron en múltiples - cientos - de escuelas. Cada una con sus propias formas y maneras de explicar los temas más relevantes, como la cosmogénesis, la divinidad, Dios, los cielos, los infiernos, la vida y la muerte, y todo cuanto causara curiosidad desde el punto de vista filosófico y religioso. Discutieron - literalmente hasta la muerte - con respecto al creador del universo, la materia, las sustancias, etc., y a pesar de que muchos de sus planteamientos coincidían entre ellos en las formas, - como ya dijimos - no lo hacían en el fondo. Sin embargo, algo si tenían en común: Fusionaron sus ideas con enseñanzas ancestrales, así como también con otros planteamientos y teorías populares de los sitios y lugares en los que vivían, cometiendo sincretismo, lo que les llevó - en su mayoría - a adoptar conceptos y dogmas que se convirtieron en el cuerpo de sus enseñanzas. También adosaron rituales, algunos mistéricos y otros mágicos, siendo estos últimos para buscar trascendencia en los estados de la materia y manipulación de las fuerzas de la naturaleza. Incorporaron simbolismos, volviéndose ocultistas, y debieron replegarse y esconderse de la vista del mundo, porque eran perseguidos cuando sus ideas amenazaban las ideas dominantes de las diferentes épocas y lugares. Durante ese tiempo, muchas de esas escuelas desaparecieron al ser derribadas teológicamente en los concilios cristianos de los primeros siglos. Luego siguieron desapareciendo hasta el punto de que para el segundo milenio solo sobrevivieron algunas muy pocas como sociedades secretas. Dicen que su peor error histórico es haberse creído especiales.

Ahora bien, gnosis y gnosticismo no son lo mismo, ni por asomo. Lo que conocemos como corrientes de pensamiento es gnosticismo, lo que representa a su vez un esquema de ideas, un cuerpo de doctrina o una forma de pensamiento. Normalmente la consecución por parte de seguidores de las enseñanzas de un guía o maestro. La gnosis, por el contrario, carece de cuerpo, forma o figura. Es absolutamente inmaterial. Es un resultado al tiempo que una vía, aun cuando no es un método. Los métodos son resultado de procesos interpretativos en conjunción con la experiencia de alguien, mas sin embargo, sin confundir "transitar" con "camino", gnosis es el camino en sí y a la vez es el premio y la meta. Gnosis es absoluta y única, y no varía según el observador.

Lo que queremos decir es que en casi todas las corrientes de pensamiento hay gnosis, pero la gnosis no puede contener corriente alguna. Quienes "conozcan" pueden pertenecer a cualquier religión, sin embargo, ninguna religión es gnosis.

Expliquémoslo de la siguiente manera: La consecución de las verdades absolutas conlleva a la percepción de lo que verdaderamente somos, a la vez que nos da la percepción del origen de nuestro ser, lo cual es en si la gnosis, pues se trata de conocer la verdad y por tanto el discernimiento. El asunto es que tal verdad es única y se trata de una percepción, es decir, saberse lo que se es, por consiguiente, toda teoría o discurso es variación de un mismo punto. Entonces, si eso es así, cómo puede ser que se llame gnosis al resultado de la unión y mezcla de muchas ideas, de cientos de conceptos, y de explicaciones comparativas. Gnosis no se explica, solo se obtiene, pero el que la obtiene, sabe.

Ese conocimiento existe arraigado en el ser humano desde el primer momento de la razón, cosa que es mucho antes de lo que se cree. En base a ese conocimiento, existe un fenómeno que obliga al ser humano a buscar un "algo" que le llama desde el silencio. Le amarga con la insatisfacción hasta que le "conozca", hasta que le obtenga. Es la piedra de base, el agua que calma y limpia, es la vida mediante la muerte, y sin embargo, no es realmente ninguno de esos símbolos. Solo el que la tiene entiende.

No se puede ser gnóstico, pues tal cosa no existe. Los que siguen la corriente del gnosticismo son gnosticistas, pero nunca gnósticos, pero si se puede ser la misma gnosis, pues gnosis es lo que se es.

Para responder a la afirmación inicial, la respuesta es que se confunde gnosticismo con gnosis. Gnosis existe desde siempre y el gnosticismo es circunstancial. Gnosis es el hecho de saberse y percibirse. Es estar despierto. Esto no quiere decir que se vea claramente o que se entienda a plenitud todo o mucho, sino casi nada, puesto que mientras pivoteemos en nuestros cuerpos y mente como centro de gravedad, tal materia no nos dejará ver y entender a plenitud. En un principio, aunque despiertos, estamos ciegos, impotentes.

Entonces, ¿por qué Gnosis arcana? Sencillamente para diferenciarla, para desmarcarla de los gnosticismos, y para que no se piense que se trata de gnosis contemporánea - cual los gnosticismos de nuestros tiempos -, o renacentista, medieval, antigua, u original, y pare de contar cuantos adjetivos y títulos se han usado. Para nuestros efectos gnosis es gnosis, y desgraciadamente, para el mundo, gnosis es gnosticismo, y éste a su vez está representado por personas. La Biblia intenta enseñar que gnosis es Dios, el espíritu santo y Jesús en su fuero divino, es decir, la verdad. En el Bhagavad-gītā, gnosis es Krishna, la verdad enseñando a la humana persona. En el Budismo, es un premio, es Buda, la iluminación, saberse a sí mismo la verdad. En otros términos, pudiésemos decir que Gnosis es el principio encarnable de Dios, de la fuente. Queremos compartir la idea de que Gnosis es la verdad venida.

Los gnosticismos son trascendentistas en contraposición con lo inmanente de la gnosis. Son sincretistas en procura de síntesis doctrinales, al contrario de lo absoluto de la unidad. Ahora, todo esto no quiere decir que el gnosticismo sea algo "malo o equivocado". Lo que podemos decir por experiencia propia, es que los gnosticismos son una fuente riquísima de información, cultura y doctrinas que permiten adquirir los pasos necesarios para la búsqueda de la gnosis. Proporcionan un idioma y una manera de entender las cosas que permite reconocer en su momento la gnosis. Alguien nos dijo una vez, que sin el gnosticismo no hubiésemos empezado nunca, y aún tiene razón.

Para nosotros es tan cierto esto que tampoco nos calificamos de gnósticos. Somos Agiosofistas. Solo intentamos adquirir y encarnar el misterio de la auto percepción que conlleva al misterio del discernimiento, lo que nos permite que elijamos despertar en cada situación de la vida. Y si te preguntas si tu religión es la correcta o la verdadera, la respuesta te será esquiva hasta que despiertes en la gnosis. Todo esfuerzo serio por encontrar la verdad es religión, y lo que se busca es gnosis.

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